martes, 18 de enero de 2011

Gatos en el tejado

Jueves a las cinco de la mañana.

Cierra silenciosamente la puerta de su habitación hasta sentirse casi invisible, deja una carta envuelta en perfume sobre la mesa fabricada de recuerdos esperando haber dicho mucho más que sólo letras. Baja las escaleras en puntillas y, se detiene justo en frente de la puerta, para observar por última vez el ambiente donde su vida de mentiras había ocurrido, donde el dolor se incrustó en su cabeza, donde había vivido tantos momentos. Pisando fuera, ella es libre...

Y es justo cuando él despierta, se envuelve en sweaters porque hace frío, ve que el lado de su cama está vacío y se desmorona poco a poco al leer cada letra de la carta, con una composición perfecta dueña de la persona que él amaba. Creíste que te amaba. No querías perderla pero tampoco querías tenerla, ¿o sí? Se asoma a la ventana con la esperanza de poder decirle que regrese y que nada había terminado...

Pero el viernes a las nueve Danielle ya estará muy lejos, conociendo nuevos hombres montados sobre motos, formando una nueva vida con fragmentos de las demás aunque algo en su interior esté dañado pensando que conocía el dolor, ya estará muy lejos por muchos años como para decir adiós.

"No será necesario compartir nuestra última mirada, te dejaré escapar."

Ah, tu aroma, tu escritura, tu fresco adiós en abrazos fragmentados...